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Aloe
Aloe, no es solo la planta que todos conocemos, el famosísimo Aloe Vera, sino que es toda una familia de plantas. Hay muchos Aloe.
Aloe, tiene como nombres comunes, sábila o acíbar.
Es nativo de las regiones más secas y desérticas de África, Madagascar y Oriente Próximo, aunque actualmente, se haya repartido y sea muy conocida por todo el mundo.
Son plantas, arbustivas, perennes y trepadoras, con hojas suculentas.
Son plantas de la familia de las Aloáceas. Esta incluye a más de 350 especies clasificadas.
Tipos de Aloe
Como es el Aloe.
Lo correcto sería pues, no hablar de áloe, sino de áloes o de la familia de las ALOÁCEAS.
Se suelen confundir con las agaváceas por su forma similar, pero se distinguen de éstas en que sus hojas jóvenes no se agrupan en forma cónica y la planta no se muere tras la floración.
Además, las ágaves tienen hojas ásperas, fibrosas, rígidas y el Aloe, blandas y pulposas y muy llenas de agua.
La mayoría de las especies de Aloes, forman una roseta de grandes hojas carnosas y gruesas que salen de un tallo corto.
Las hojas son normalmente lanceoladas con un afilado ápice y márgenes espinosos, los colores varían del gris al verde brillante y a veces están rayadas o moteadas.
Las flores son tubulares, con colores desde amarillo a anaranjado o rojo, nacen en un tallo sin hojas, simple o ramificado, agrupadas en densos racimos (inflorescencias).
Al ser suculentas, sus hojas retienen gran cantidad de agua, lo que las permite sobrevivir a la pertinaz sequía.
Algunas especies pueden alcanzar hasta los 10 metros de altura y prácticamente todas poseen propiedades útiles y conocidas desde antaño.
Origen y curiosidades del Aloe.
Es originaria de la mesetas desérticas de Africa y se conocen más de 350 especies.
Ya es conocida desde la época de los Sumerios (5.000 a 2.000 a.C.).
Entonces ya se conocían sus beneficios saludables , respectos a su uso terapéutico y utilizado como remedio para indigestiones y gases intestinales.
También aparece con fuerza en la cultura china, sobre el siglo XIX a.C., como remedio para las heridas de los guerreros de la época, colocándoles emplastes sobre estas.
También los faraones egipcios la utilizaban. Para los egipcios era considera como la “planta de la inmortalidad” y tenia usos medicinales y se le considera como la planta de la felicidad y de la protección.
Así fue, para la conservación de los cadáveres de los faraones, como en el caso de Ramsés II.
Más tarde en Grecia y en Roma, era conocida , utilizada y valorada por sus bondades como cosmético y como medicamento.
El mismo Hipócrates describe propiedades del Aloe para enfermedades hepáticas, sistema digestivo, enfermedades de la piel, heridas, tumores, etc.
De la época romana, Plinio el Joven ya decía del Aloe, que bien combinado, era base para sanar dolencias tales como, cefaleas, encías sangrantes, hemorroides, edemas, etc.
En la India, se le reconocen propiedades afrodisíacas, como indica el propio Kamasutra.
Como no también en el descubrimiento y evangelización de las Américas, los jesuitas y los franciscanos, lo llevaron al Nuevo Mundo en los viajes de Colón.
Por tanto, esta planta es conocida desde la antigüedad y se incorpora como remedio o fármaco con multitud de aplicaciones, usadas incluso en la actualidad.
No es hasta los años sesenta, cuándo se consigue estabilizar el gel de aloe y así poderlo comercializar para uso cosmético (gel, champú, linimentos, etc.) y para uso nutricional.
Variedades más conocidas de Aloe.
Por sus valor cosmético y/o curativo:
A. Barbadensis Miller (Vera); nombre común, Sábila, Zábila, Aloe de Babados, Acíbar.
A. Variegata; nombre común, A. Tigre, Pecho de perdiz.
A. Arborescens; nombre común, A. Candelabro, o Planta Pulpo
A. Ferox, nombre común, A. del Cabo
A. Saponaria; nombre común, Pita Real, A. Maculata.